Catro
rúas con nome de alcaldes rodean a Casa do Concello de Arteixo:
Praza Alcalde Ramón Dopico; Rúa Alcalde Francisco Mosquera; Rúa
Alcalde Baldomero González e Rúa Alcalde Toribio Salvadores.
Nun
tempo nos que os alcaldes ían e viñan en función de quen gobernaba
en Madrid, Toribio Salvadores Puente e Baldomero González Més,
aquel
liberal e este conservador,
alternaron a alcaldía do noso municipio durante a década dos anos dez e
nos primeiros anos vinte do século pasado. Toribio, que nacera no
ano 1878 en Castrillo de los Polvazares, (Astorga, León), de aí o
seu alcume de “O Maragato”, sería máximo mandatario arteixán
dende o 1 de maio de 1911 ata o 4 de xaneiro de 1914, día no que se
fixo co bastón de mando Baldomero, que ocuparía o cargo ata o 1 de
xaneiro de 1916.
Toribio
volve a ser alcalde dende
o
11 de xaneiro de 1916 ata o 7 de maio de 1920. Baldomero faría o
propio dende o 7 de maio de 1920 ata o 2 de outubro de 1923 e,
incluso, sería máximo mandatario do municipio nunha terceira
ocasión, dende 1930 ata xuño de 1931.
Casado
en primeiras nupcias con Magdalena del Río, coa que tivo tres
fillos, e en segundas con Brígida Vázquez Parada, coa que tivo
nove, Toribio Salvadores falecería no verán de 1927 aos 49 anos de
idade. O seu opoñente político, Baldomero González, que casara con
Sofía Mosquera (filla de José Mosquera, alcalde de Arteixo
entre1885 e 1890) e da que non tivo descendencia, finaría en agosto
de 1942 aos 72 anos de idade.
Hoxe
en Crónicas de Arteixo entrevistamos a un dos netos de Toribio,
a
Juan
Ramón Salvadores Canedo que
compartirá
con nós
algunha que
outra
anécdota de su avó paterno e, por suposto, tamén
nos falará
da súa carreira deportiva no mundo do fútbol.
Nado
na Coruña en 1957, o
noso protagonista empezaría a xogar nas categorías inferiores do Oza Juvenil e, despois de ver que non sería quen de cumprir o
seu soño de xogar nas filas do Atlético de Madrid ou do Deportivo
da Coruña, decidiu sacarse o carnet de adestrador nacional, algo
que conseguiu con tan só 23 anos e que o levaría a ser o técnico
máis novo do fútbol español.
Máster
en Psicoloxía Deportiva e Máster Profesional de Adestramento, a súa
dilatada carreira comezou en equipos do fútbol base da Coruña.
Posteriormente daría pasos pola Terceira División, onde dirixiu ao
Benavente, e pola Rexional Preferente, categoría na que que adestrou
durante moitos anos. Catro etapas no fútbol de Estados Unidos e máis
de dez anos dirixindo en Canarias (o seu actual lugar de residencia)
a equipos femininos entre Primeira e Segunda División nacional
completan a traxectoria profesional de Juan Ramón Salvadores
Canedo.
CRÓNICAS
DE ARTEIXO: Juan
Ramón, gustaríanos dividir a entrevista en dúas partes. Unha
primeira da túa relación con Arteixo, terra de nacemento de teu pai Juan Antonio, e unha segunda coa túa
actividade no mundo do fútbol. Principiamos con esas lembranzas
arteixás. Cóntanos algunha anécdota de teus
avós paternos
Toribio Salvadores e
Brígida Vázquez.
JUAN
R. SALVADORES: Primero,
agradecer que me hayas elegido para contar cosas de mi vida. Es un
privilegio poder compartir con vosotros detalles de mi pequeña
aventura de ya casi 63 años. Mi abuelo arteixán, Toribio
Salvadores, murió muchísimo antes de que yo naciera. Tanto, que mi
propio padre sólo convivió con el suyo durante menos de dos años…
Así que de él sólo sé lo que se contaba en casa y lo que he ido
leyendo con el tiempo, ya que fue un hombre muy emprendedor y hay
bastantes cosas escritas sobre él. Tipo extraordinario, comerciante,
prestamista, político, aventurero en el México revolucionario de
los tiempos de Zapata y Pancho Villa… Y creo que una persona
desprendida y de mente muy abierta. Muchas veces oigo que, de haber
llegado vivo al año 1936, probablemente habría tenido problemas con
las fuerzas derechistas… O quizá no, porque en nuestra casa
familiar se celebraban tertulias con gente importante de toda la
comarca y hasta de la capital. Allí eran bienvenidas todas las
personas dialogantes, del partido que fueran. Más de un cura acudía
a la casa de Toribio y Brígida, que se decía, a conversar, vivir…
y beber, por si hacía falta aligerar la lengua. Tuvieron que ser
unas veladas formidables. Mucho lamento no haberlas conocido. Mi
abuela era la segunda esposa de Toribio, que llegó a Coruña -como
no pocos maragatos- desde las tierras de Astorga. Las familias
“Botas”, “Alonso” y “Salvadores” que encontramos por
Galicia son, en su gran mayoría, procedentes de la Maragatería
leonesa. Toribio era ya viudo con hijos, y llegó a Coruña con
varios hermanos. Curiosamente, parece que su primer asentamiento fue
en Monelos o sus cercanías, donde mucho después nací yo. Brígida
era una muchacha preciosa, de ojos claros y rubia, que vivía cerca
de la iglesia de Santa María de Oza. Mi abuelo y sus hermanos
enseguida emparentaron por allí, y se fueron desperdigando por la
provincia. Arteixo, O Birloque, A
Coruña, Buño, Puentedeume…
Brígida era una mujer muy instintiva, dicharachera, espontánea. Muy
diferente a mi abuelo, creo imaginar. Me quería mucho, y la recuerdo
siempre sentada en la galería, viendo pasar la vida arteixana. Muy
bromista. Murió siendo yo muy niño, en 1963, poco después de una
famosa nevada. Recuerdo hacer muñecos de nieve en la acera de
nuestra casa, en la planta baja, donde estaba la tienda que mi abuela
regentó hasta ser mayor. Fue un gran impacto aquel invierno… para
un gallego de costa tener delante un muñeco de nieve era cosa de
cuento o de película, imagina. Muchos productos supongo que llegaban
a través de los contactos de mi abuelo maragato, antiguo arriero.
CRÓNICAS
DE ARTEIXO: ¿Viñas
moito por Arteixo na túa infancia e xuventude? ¿Tiñas amigos na
vila?
JUAN
R. SALVADORES: Bueno, siempre
digo que he sido un niño afortunado. Mis primeros años los pasé en
Monelos, un magnífico barrio coruñés de la periferia que en 1957 y
aún bastante después era el lindero entre campo y ciudad. Los niños
de allí pasamos infinitas horas en la calle, en las huertas, en los
campos, y hemos forjado una amistad que todos los años renovamos en
una entrañable comida. Pero es que yo, además, fui un niño cuyas
abuelas y alguna bisabuela todavía vivía “na aldea”, aunque A
Baiuca ya no fuera tal propiamente. Muchos fines de semana y muchas
semanas de vacaciones las pasé en A Castiñeira (un pequeño caserío
de mi familia materna, entre Feáns y Uxes), en Rebordelos (aldea
pequeña cerca de Baldaio) y en A Baiuca. Fui doblemente feliz. En
Arteixo
jugaba mucho con mis numerosos primos -todos vivíamos en Lugo o en
Coruña, pero allí nos juntábamos- y con dos chavales de mi edad,
Arsenito “de Arsenio” y Susiño ¨de Teresa Pardo¨ -primo del
anterior- además de los chicos de Eva, que vivía pegada a casa.
Después estaban otros mayores, como Manín, Carlos… los hijos de
don Ramón… con ellos jugaba menos, porque ellos ya andaban más
pendientes de las chicas y esas cosas, pero en un pueblo siempre
acabas relacionándote con mucha gente. Muy bien lo tengo pasado en
“mis” aldeas, forjaron gran parte de mi personalidad. El monte da
Penouqueira, jugar al fútbol, ir al Rañal, las verbenas enfrente de
nuestra casa y de la de don Cándido… tremendo.
CRÓNICAS
DE ARTEIXO: Dous curmáns teus,
Juan Antonio e Estrellita Salvadores, foron os primeiros deportistas
de elite da familia ¿Que recordos tes da súa relación co deporte?
JUAN
R. SALVADORES: De Juan Antonio
se hablaba mucho, claro, porque jugar en el Deportivo no era fácil.
Arsenio, por aquellos años, ya estaba acabando su carrera en el
Oviedo (recuerdo ir con Arsenito a cronometrar sus entrenamientos de
verano en el campo al lado del Balneario, se cuidaba mucho), y Juan
Antonio pasó a ser más tema de conversación. Estrellita, en
atletismo, estaba en un deporte menos seguido, pero tenía muchísimo
mérito. Chicas como ella, Nanda del Castillo, Nela Souto… jugaban
prácticamente a todo. En aquellos tiempos eran muy escasas las
mujeres que practicaban deporte. Gimnasia sueca con la famosa Sección
Femenina de la Falange, y muy poco más. Éramos un país muy
atrasado en deporte, pero ya en el femenino éramos un desastre.
Estrelli era, por eso, una pionera, otra “figura” de la familia.
Su hermano Tito también jugaba al fútbol, pero no era tan bueno
como Juan Antonio.
CRÓNICAS
DE ARTEIXO: O feito de que teu
curmán Juan Manuel xogara no Deportivo ¿influiu para que ti te
iniciaras no mundo do fútbol?
JUAN
R. SALVADORES: Bueno, nunca
sabemos cómo influye hasta el mínimo detalle en nuestra forja
personal, pero superficialmente diría que no. Es que todos los
Salvadores, tradicionalmente, han sentido mucha atracción por el
fútbol. Mucha. Mis tíos, mis primos… casi todos ellos han sido
habituales en las gradas de los estadios gallegos o de donde
residieran, y muchos han jugado, mejor o peor. Lo llevamos en la
sangre. Luego, por familia materna sólo conozco a dos que hayan
jugado, pero con un nivel muy, muy alto: Canedo, primo lejano mío y
portero del Deportivo en los sesenta-setenta, y Pedro Mosquera, aún
activo y también primo, y también descendiente de Arteixo
y Morás… Así que yo creo que el fútbol y yo estábamos
destinados a encontrarnos… Genes. Mis hijos y mi sobrino también
juegan, no profesionalmente, pero a un buen nivel, mucho mejor que el
mío, que no pasé de ser un correcaminos… Mucha fuerza, mucha
voluntad, pero escaso tacto.
CRÓNICAS
DE ARTEIXO: Fálanos de cando
decidiches ser adestrador e que significou para ti ser o técnico
máis novo de España que obtivo o carnét. ¿Con que adestradores
coincidiches naquel momento?
Imaxe de 1978 de Juan R. Salvadores co Infantil B do Oza Juvenil |
JUAN
R. SALVADORES: Ya de niño, en
Monelos, solía ser jugador-entrenador… echaba muchas broncas. Me
vieron los del Oza Juvenil, fiché con trece años y jugué unas
temporadas. No era de los peores, pero como ví que no había calidad
para el Deportivo o el Atleti (los equipos que más me llamaban la
atención), -pero es que no había calidad ni para Regional
Preferente siquiera-, enseguida me puse a entrenar alevines e
infantiles. Como me gusta saber sobre lo que hago, me inscribí con
19 años en el primer curso, no se me daba mal… y una cosa llevó a
otra. Así, con 23 recién cumplidos me vi con el título de
Entrenador Nacional, el más joven de España por entonces… y
durante algunos años más. Date cuenta que para inscribirte en el
primero de los tres cursos “tenías” que tener 21 años, luego
era imposible completar Juvenil, Regional, Selectivo y Nacional con
menos de 24… Pero es que la Gallega y la Nacional hicieron un poco
la vista gorda. Y los profesores me apoyaron mucho, sobre todo en la
Escuela Gallega, empezando por su director entonces, Luís
Rodríguez Vaz, con el que guardo una excelente relación de cariño
y respeto. En los cursos coincidí con muchos grandes jugadores,
además de otros magníficos compañeros menos conocidos como
futbolistas, que es un poco injusto no mencionar. Pero entiendo que
haya más curiosidad por los exprofesionales, con los cuales, por
cierto, había rivalidad, dado que los grandes jugadores tenían
muchas ventajas incluso de “regalar puntos de la nota”, estaba
así establecido. Y el número de diplomados era limitado, no como
ahora. Había que pasar un selectivo regional, y, luego, ir a alguna
capital grande, todos juntos, y ésa era la única convocatoria que
había, y sólo pasaban treinta… Imagina la criba, encima con el
hándicap de los puntos “de más” que tenían ellos, mientras los
“piernas” como yo íbamos pelados, a pecho descubierto. Por lo
que fuera, pese a todo, también en la Nacional varios profesores me
cogieron simpatía y acabé sacando el título jovencísimo.
¿Exjugadores de prestigio? Luís
Suárez, Ufarte, Llompart, Rafael Franco, Larrauri, Rodri (portero
del Atleti), Cervera, Manolete, Pedrito, Prieto, Tartilán,
Vilachá…todos ellos fueron mis compañeros y rivales en aquellos
cursos. Suspendí en 1979, pero aprobé en 1980, con el número dos
de mi promoción. Enseguida entrené en Benavente -donde estaba
trabajando con el Banco Pastor-, en Tercera. Empecé ayudando a
Endériz y al año siguiente quedé yo. Bien, nunca alardeé de ser
tan precoz, no soy de darme mucho autobombo. Luís
Rodríguez Vaz siempre me dice que no supe aprovechar mi potencial,
que tenía que haber sido más “echado para adelante”… pero ya
dije que Luís
me tiene un cariño especial.
CRÓNICAS
DE ARTEIXO: Adestras en
Terceira División e en Preferente e logo dirixes a equipos de
Primeira e Segunda División femininos. Aquel foi o momento no que o
fútbol das féminas empeza a ter certa consideración. Como viviches
aquela etapa?
JUAN
R. SALVADORES: En
Canarias es verdad que tengo una cierta familla… sobre todo en el
ámbito del fútbol femenino, porque con el equipo de la pequeña
isla en la que vivo desde 1985 (La Palma) siempre hemos estado en
puestos muy altos, tanto en Primera como en Segunda, cuando se
reestructuraron las categorías. Mira, uno no queda arriba sin buenas
jugadoras en este caso… Yo no lo he hecho mal, seguramente, como
tampoco en Preferente con chicos, pero si no hubiera tenido buenas
chicas y buenos chavales, el éxito no habría sido tal. Los
principios femeninos fueron muy duros, en sitios pequeños casi
tenías que fichar a cualquiera que supiera dar una patada y ceñirse
unas botas… hubo que trabajar mucho. Pero me gusta entrenar chicas.
Siempre digo que, tácticamente, no tienen un ápice que envidiar a
los chicos. Y técnicamente, salvando gestos violentos como el
cabeceo o el remate de larga distancia a puerta, tampoco. Y se dejan
aconsejar con mucha mejor actitud. Me gusta entrenar chicas. Hemos
dado un salto adelante brutal. Hace cinco o seis años, todavía ver
un partido femenino de Segunda era sólo para amigos y familiares,
siendo sincero…
CRÓNICAS
DE ARTEIXO: E traballas en
Estados Unidos en varias
etapas diferentes. Alí o fútbol feminino ten máis peso que o
masculino. Fálanos da túa experiencia americana.
JUAN
R. SALVADORES:
Cuatro
etapas. Tres en Louisiana y una en Oklahoma. El último año en EEUU
fue infértil en el tema futbolístico. Como docente, bien, pero en
fútbol el nivel de Oklahoma es paupérrimo y es una sociedad muy
cerrada, conservadora, poco amistosa. Ignoro el motivo, pero todas
las puertas las encontré cerradas, pese a que las referencias que
traía de Louisiana (las otras temporadas) eran excelentes y reúno
las máximas titulaciones europeas y estadounidenses… O quizá,
precisamente, por miedo a la competencia es por lo que en Oklahoma
todo fueron “largas”. Los estadounidenses son inmensamente
celosos en todo lo que les pueda perjudicar profesionalmente. Si
hubiera tiempo y lugar, explicaría las zancadillas de todo tipo que
vi, tanto como protagonista como de espectador…increíble. Pero,
repito, otros años en Louisiana fueron excelentes, sensacionales. Se
me acogió con gran hospitalidad y se me respetaba muchísimo. Pude,
perfectamente, haberme quedado en EEUU y vivir mejor que bien del
fútbol (soccer dicen allí). Pero bueno, en la vida pesan muchas
cosas: amigos, familia, intereses…no sólo el trabajo. Y me volví
a España. Nunca sabré si hice bien o mal. Hay que tomar decisiones
y apechugar con ellas, es todo.
En
cuanto al fútbol femenino, siempre explico que el “boom” yankee
se debe a tema económico, como casi todo en la vida. Allí la
igualdad sexual es sagrada, y los colegios y universidades han de
invertir el mismo dinero en deporte femenino y masculino. Sucede que
los chicos, con el Rugby (Fútbol Americano más bien) ya acaparan
muchas subvenciones, y había que buscar un deporte multitudinario en
cuanto a practicantes que nivelara los presupuestos… Las plantillas
de Fútbol Americano son de treinta jugadores y no pocos
entrenadores… sólo el que ellos llaman Soccer se podía medir, y
así dieron paso al Fútbol femenino. Ello, además, trajo como
consecuencia que las familias vieran que, si sus hijas adolescentes
eran buenas en nuestro deporte, por ahí podrían conseguir becas
universitarias. Las universidades -incluso las públicas- son
carísimas en EEUU, y una beca por deportista te levanta la paletilla
que no veas… y ya todo viene rodado: todos los padres de niñas
mínimamente buenas creen que les van a ahorrar millonadas con el
soccer, y eso explica el éxito de nuestro fútbol entre las niñas y
jóvenes yankees. Pero, como se puede uno imaginar, eso trae
tensiones y presiones que hacen que, rascando un poco, veas el barro
que hay bajo la capa dorada. Quizá algún día te lo cuente.
CRÓNICAS
DE ARTEIXO: Vemos que
realizaches varias publicacións sobre aspectos técnicos e tácticos
do fútbol e que tes, e tiveches, contacto con varios dos
adestradores máis prestixiosos do panaroma actual. ¿ Algún referente?
JUAN
R. SALVADORES: Uno aprende de
todos. Siempre me ha gustado escribir y aún más leer. Y con eso y
la práctica vas acumulando experiencias y fundamentos que pueden ser
útiles a los demás, aparte de satisfacer el ego de todos los que
damos líneas a publicar… Como he leído mucho, he ido a muchos
cursos, he organizado seminarios y campamentos, y he escrito
bastante, eso te va acercando a muchísima gente importante. Algunos
son conocidos, otros no tanto. Date cuenta de que el que es muy
conocido y está muy activo en primera línea raramente se presta a
escribir, a enseñar. Muchas veces son colegas de segunda o de
tercera o de tercerísima línea los que más te alumbran, aunque no
es siempre así. Muchos me
han tratado bien,
honrándome incluso con su amistad. Franganillo, Gonzalo Arkonada,
Manolo Los Arcos, Menotti, Arsenio, Pombo, Fernando Vázquez, Jesús
Cuadrado, Juanjo Vila, Mikel Etxarri, Jorge D,Alessandro, Lillo,
Oltra, Chema Sanz, Capa… con ellos tengo relación de verdadero
aprecio. Con Guardiola y con Aito García Reneses (un gran maestro
del Baloncesto y del deporte en general) he hablado más de una vez.
El mundo del deporte te da muchísimos contactos. De todos se
aprende, y mucho, si tienes las orejas y las neuronas abiertas. No
siempre estás de acuerdo con todo, lógicamente, pero todos, sin
excepción, enseñan. Pero sí puedo decir que el fútbol de
repliegue, seriedad defensiva y contraataque rápido es el que más
me llena. Cuando tengo jugadores de mucha presencia ofensiva -alguna
vez me ha sucedido- y porteros que saben jugar adelantados no dudo en
plantear con más ocupación del campo rival, pero, ¡¡¡ ojo ¡!!
para hacer eso tus jugadores han de ser muy buenos. Si no lo son, te
quedarás a medio camino, ni atacas ni defiendes bien, y eso es,
simplemente, un completo desastre, un equipo sin identidad, que es lo
peor que te puede suceder.
CRÓNICAS
DE ARTEIXO: Un
dos adestradores cos que mantiveches contacto foi co noso prezado
Arsenio Iglesias. Algunha anécdota con el?
JUAN
R. SALVADORES: Hombre, Arsenio
se llevaba muy bien con mis tíos arteixanos (ya no me queda ni uno
vivo, tampoco mi padre), y yo trato con él y con su familia desde
mis días de niño en A Baiuca, a dos pasos de su casa familiar. Ya
he contado que su hijo Arsenito y yo éramos sus “cronometradores
oficiales” durante sus vacaciones en Arteixo…
es el primer recuerdo que tengo de él, pero seguramente que ya había
sido testigo de sus tertulias con mi padre, mis tíos y don Cándido
(el canónigo) en los bancos de la acera de mi casa, sitio clásico
de reunión. Luego, cada vez que ha jugado en Canarias, he ido a
verle. Es que además Juan Ángel Barros es compañero de aventuras
en Monelos, y Franganillo fue jugador mío en su juventud de
Benavente (Zamora). Luego, ir a pasar horas a la concentración del
Deportivo era para mí una cita ineludible cada año. Y cuando estoy
en Coruña, por supuesto, paso a visitarle. Arsenio es un amigo de la
familia, ni más ni menos.
CRÓNICAS
DE ARTEIXO: Xa para rematar
¿como ves o fútbol na actualidade? ¿Deixou de ser un deporte para
convertirse nun negocio no
que prima máis a economía?
JUAN
R. SALVADORES: Mira, para los
latinos la palabra “negocio” tiene connotaciones negativas, y no
debería ser así. Soy, personalmente, bastante “rojo”, luego mi
concepto del Capitalismo no es positivo, pero ya que vivimos en él,
tenemos que entender que si no hay “negocio” es que la cosa no
funciona… Por tanto, y ya puestos en ese contexto, me parece bien
que haya ganancias, que haya negocio. La cuestión es que sean
lícitas, que el negocio sea limpio. Y ahí ya… Lo que sí me
parece realmente negativo, sin paliativos, es el caer en la
farándula, en la falta de naturalidad, en el divismo, en la
payasada, en la falta de profesionalidad, en el “comemierdismo”,
que diría coloquialmente un cubano. Eso no lo soporto.
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