domingo, 13 de setembro de 2020

PASTORIZA NA DESCRICIÓN HISTÓRICO-XEOGRÁFICA PUBLICADA POR EL IDEAL GALLEGO EN 1930


ARZOBISPADO DE SANTIAGO
Descripción histórico-geográfica de sus feligresías
ARCIPRESTAZGO DE FARO
Provincia de La Coruña
SANTA MARÍA DE PASTORIZA
(Arteijo)

Artigo publicado en El Ideal Gallego o día 5 de Febreiro de 1930:

El Término
 
     Parroquia de ascenso; filial suya es Oseiro (San Tirso); Iglesario: patronato real y del señor de Láncara, alterno- carretera a Finisterre dista 5 kilómetros de la capital del Ayuntamiento y 6 de la provincia y juzgado, que son la misma. La feligresía de Suevos, está hoy incorporada eclesiásticamente a Pastoriza, pero figura para los efectos administrativos, como anejo, en el Nomenclator de la provincia.

    La población asciende a 1.249 habitantes de hecho y 1.366 habitantes de derecho, domiciliados en 324 viviendas, de ellas 88 de un piso, 232 de dos y 3 de tres, de las que está una deshabitada por el uso que tiene; cuenta con 30 albergues.

    Tiene aldeas crecidas en vecindario, tales como Borroa, con 211 almas; Campanilla, con 112; Meicende, con 200; Santuario con 114; y Sisto, con 158; las demás son: Barreiro, Barrio Nuevo, Furoca, Maceira, Montillos, Moucho, Naya, Nostián, Sobrado y Torroal, y grupos menores.

Imaxe dos anos 20-30 da aldea do Santuario
      Es la mayor parroquia del término municipal pues cuenta con 1.249 habitantes, sin incluir Suevos, mientras Arteijo , solo tiene 1.242 almas.

    Cuenta con escuela nacional y bastante comercio, no faltando establecimientos en los que los numerosos romeros que van en peregrinación constantemente y en gran multitud de las fiestas principales, pueden restaurar sus fuerzas.

     Produce variados productos agrícolas, cuyo principal mercado es la ciudad de La Coruña; abunda el ganado vacuno.

    La exportación que se hace de cebolla es importante.

    La vid desapareció ha más de un siglo, atacada por el “oidium”.

   Tiene abundantes fuentes naturales, una de ellas la excelente de junto al Santuario.

   De las vertientes del monte en que éste se eleva, baja uno de los brazos del río de Monelos y es el que sigue por Elviña

Situación
 
    La entrada de esta parroquia, limítrofe con el Ayuntamiento Coruña-Oza, es por Meicende, en la carretera y aldea la más poblada del término y famosa por su exquisita leche, a cuyas “leiteiras” consagró el vate bergantiñán Eduardo Pondal, algunas de sus estrofas.

   Extiéndese a ambos lados de la carretera, pero su núcleo principal y pintoresco hállase a la izquierda.

    Desde aquí una pequeña pendiente con varias curvas nos lleva a la iglesia; viéndose tendidos por la ladera del monte en que se alzan las aldeas de Sobrado y Barreiro y más alejado y próximo al mar el de Nostián, que pertenece en parte a Pastoriza y en parte a Visma (Coruña-Oza).

    Campanilla tomó su nombre de un campanario aislado de la iglesia y a flor de tierra en el campo que se celebraba la romería.

    Forma parte, hasta cierto punto, del valle de Arteijo.

    Situada la feligresía en una elevación, es bastante quebrado su terreno, sin que deje de tener llanos bien cultivados, pero escaso en arboleda que tan solo se ve en las laderas de alguno que otro monte.

   Limita al N. con Coruña-Oza; al S. con Oseiro; al O. con Suevos, y al E. con Coruña-Oza.

(Continuará).


Artigo publicado en El Ideal Gallego o día 6 de Febreiro de 1930:

Historia
 
    Perteneció la sinecura de esta parroquia de los Andeiro.

    No se sabe cuando tuvo su origen el santuario.

   (???) Sitios donde el paganismo tenía sus altares aquí los hubo como parecen indicarlo los peñascos que forman en un alto inmediato lo que se llama “Berce da Virxe” y que muchos consideran como un altar natural.

    Al tiempo de los suevos se atribuyen la fundación del Santuario.

   Bien en la invasión normanda del años 968 bien en la de Almanzor en el 997 la ermita fué destruída, pero antes la piedad de algún fiel tuvo ocasión de ocultar la sagrada imagen en la “Cima”, donde fué encontrada después que desapareció el temor a nuevas invasiones y así la imagen venerada ocupó nuevamente sus altares; pero convertida ya en la rústica y sencilla capilla en severo templo románico.

    Sábese a punto cierto que el hoy su anejo de Oseiro, existía ya en el siglo IX, y como la iglesia principal debía precederle en antigüedad de ahí que sea verosímil la deducción que se hace: la última anexión data de 1.630; pero hubo otra anterior de tiempo inmemorial que subsistía aun en 1571.

    No se libró la iglesia de Pastoriza de la saña del derrotado inglés en 1589.

La leyenda del Drake

Fonte do Santuario
    De esta fecha data lo que se conoce por “el milagro del Drake” y que nos hace conocer un lienzo que se conserva en el Santuario con la siguiente inscripción: “Cuando el Drake vino a sitiar a la Coruña en el año 1589, unos soldados herejes sacaron la santa Virgen de la iglesia y la arrojaron allí cerca de la fuente y le rompieron de un hachazo la cabeza, dividiéndola del pescuezo, mas luego milagrosamente se volvió a colocar y unir como antes”.

   Nos han contado piadosos y creyentes vecinos que en el cuello de la imagen quedó la huella de la decapitación: no es fácil comprobarlo habiendo desaparecido la primitiva imagen y la que tiene la de ahora es efecto del cambio de la cabeza.

   Nos hace saber la tradición que espantada y llena de temor la desenfrenada soldadesca ante tal milagro, huyó sin causar el menor daño en aquel lugar.

Otra leyenda 
 
    Allá por los años de 1880 y tantos, el que fué su párroco de feliz recordación don Víctor Cortiella, a quien se debe un gran número de reformas en la iglesia, halló en un viejo arcón de las tribunas, y como olvidado allí y cubierta de polvo, la cabeza de una imagen, cegada a cercén, que conserva la belleza germánica de correctas facciones, color fresco y blanco y de cabello en ondas y dorado. Es del tamaño que la cabeza actual de La Virgen y todo hace creer que sea la primitiva. Es un buen ejemplar de estilo bizantino, pero los inteligentes creen no puede pasar su antigüedad más allá del siglo XIII.

    Esta cabeza tiene también su tradición y es la siguiente:

    Un marino coruñés creyó, obsesionado por su fé, poder librarse de los peligros del mar si llevaba consigo la sagrada imagen de Pastoriza.

    Puesto a discurrir ya que no la imagen entera, quiso poseer su cabeza.

   De acuerdo con el sacristán consumióse la mutilación sacrílega, sustituyendo la cabeza robada por otra nueva que dicen ser la actual.

   La Virgen esta vez, sin duda por el piadoso fin que guiaba a su raptor, que debía conocer el cantar 

A Virxe de Pastoriza
que si se leva na barca
alá no meio do mar
todal-as augoas aparta.

no repitió el milagro en Drake.

    Bien pronto notóse la suplantación. El sacristán fué condenado y el marino obligado a restituír.

    Sin embargo la cabeza no volvió a su sitio y se volvió arrinconada.

    Esta leyenda puede enlazarse con la de que la imagen conserva las huellas de la decapitación por los soldados del pirata inglés.

    Créese que la cabeza actual es obra del famoso Ferreiro y nada tiene de particular, más diremos, es verosímil que la primitiva se guardase cuando se dejó la estatua en el definitivo estado actual.

(Continuará).


Artigo publicado en El Ideal Gallego o día 7 de Febreiro de 1930:


El nombre de la parroquia

   No proviene como insinúa alguien de que Pastoriza significa “pastorcita”, sino que equivale a “albergue de pastores”, como se ve en las voces “abellariza”, colmena, “bacariza”, albergue de ganado, etc., etc.: puede venir también de “pasturar”, apacentar.

El castro

    Es el lugar donde se alza la estatua de la imagen de la Virgen, esculpida en piedra y el conglomerado de enormes piedras en que aquella se asienta y que se pretende fué altar natural.

Berce da Virxe anos 20-30
    El camino áspero que a el conducía, se ha arreglado y facilita el ascenso.

    Nosotros ni afirmamos ni negamos que los peñascos hayan sido altar druídico pero nos inclinamos a suponerlos un dolmen derruído, pues ofrece todos los caracteres de tal, lo que se llama “Cuna de la Virgen”, por haber sido el lugar en que se halló oculta la imagen.

   El castro debió tener gran importancia por su situación y lo extenso del terreno y costa que domina.

   Que la localidad tuvo gran significación en los tiempos primitivos no cabe dudarlo. Por ella pasaba la vía romana que por la costa venía a la Coruña.

    Merece ser explorada su ancha cima, pues en ella se ven señales de que pudo ser una antigua “citamina”, por las cimentaciones redondas que en ella se encuentran, la gran abundancia de piedras que pudieron ser aprovechadas en construcciones, y los restos del ancho y fuerte muro que se ve en algunos de los bordes de la explanada.

    El panorama que desde esta altura se contempla, compensa en sumo grado las molestias de la excursión y difícilmente podrá olvidarse su memoria.

    Ya desde el emplazamiento de la iglesia es amplísimo el horizonte, pero adquiere más majestad en donde se encuentra la imagen y sobre todo al ascender a otro conglomerado de rocas que corona una cruz de madera y si desde esta se adelanta por la planicie del monte para llegar a dominar la inmensidad del Océano.

    Lo elevado del lugar, unos 400 metros sobre el nivel del mar, permite la visión del litoral en todo el inmenso arco que se forma desde el cabo San Adrián que tiene a su frente las islas Sisargas hasta el cabo Prioiro, destacándose en admirable recorte los accidentes de la costa en el grandioso seno que los antiguos denominaron “Portus magnus Artabrorum”.
Fabulación do castro de Pastoriza da autoría do pintor Roberto Castro
    A la falda del monte vése extenso valle en el que surgen entre los sembrados los pueblecitos de Suevos, Oseiro y otros lugares.

    Blanquean los arenales de Barrañán, Alba, Sabón y el de Bens, mientras en la lejanía irradian la luz solar las restantes del dilatado litoral y en ellas mueren dulcemente las ondas en los días de calma, en que la inmensidad del mar semeja espléndido lago, o deshacen sus furores en las más desatadas tempestades.

    Vueltos los ojos hacia la parte de tierra, sorpréndese la vista con la gran extensión que abarca el horizonte, cuya línea va a morir en tierras de Puentedeume, donde se recorta en el fondo azul del cielo la oscura silueta del Castillo de los Andrade.

    Alegran y dan vida a la encantadora visión los caseríos que esmaltan los sembrados o escalan las alturas que los dominan y por entre cuyos angostos pasos nos ofrecen su perspectiva nuevos valles, mientras que reluce cual cinta de plata, que se esfuma serpenteando entre la esmeralda de los campos, la carretera bordeada de pueblecitos y que a veces se oculta entre las sinuosidades del quebrado suelo.

(Continuará).


Artigo publicado en El Ideal Gallego o día 8 de Febreiro de 1930:
 

El santuario

     Si al N. de la ciudad coruñesa “se eleva el vigía inmóvil, el ojo de fuego encendido en tiempos remotos por esos pueblos navegantes y mercaderes que se llamaban fenicios, para proteger materialmente a las embarcaciones, advirtiéndoles donde está el escollo que deben huir, el bajo en que pueden encallar, el arrecife en que corren a estrellarse, al S. (de la Coruña) se alza el faro moral encendido por la fe cristiana, el que interviene y protege y salva y guía al puerto cuando ya el marino se cree perdido sin remisión: el Númen invocado en la última extremidad, la Virgen marinera, la Estrella de los mares. Allí están desde tiempo inmemorial ambos faros mirándose, dominando con su serena irradiación el bramido del Cantábrico y dejando que a sus pies se redondee la primorosa concha de la bahía y se dilate el gentil semicírculo del caserío coruñés, bando de palomas blancas, cada año más numeroso” (Emilia Pardo Bazán. “La leyenda de la Pastoriza”, Coruña, 1887).

    Por eso entre los numerosos exvotos que, desde que se guarda memoria, se conservaban en el templo, los que más abundaban eran los consagrados por las sencillas y devotas gentes del mar a quienes la intercesión milagrosa de la Santa Imagen, invocada en horas de peligro, llevó sanas y salvas a sus hogares.

    Hoy han sido retirados esos exvotos, y si por razón de estética ha ganado la severidad del lugar, parece, en cambio, que algo falta en tan sagrado recinto, pues aquellos piadosos y sentidos recuerdos eran el testimonio de gratitud y adoración de almas nobles y piadosas.

   Así lo reconoce el corazón del pueblo, cuyo es el siguiente cantar:

A Virxe de Pastoriza
ten un navío no mar:
¿quén llo deu? ¿quén llo daría?
¡quén llo deu, puidollo dar!

    Hállase el santuario en la falda N. del macizo de Suevos que corre de E. a O. hacia el mar y que divide el Ayuntamiento de Arteijo de la Coruña-Oza.

Devota de xeonllos no Santuario de Pastoriza nos anos 20-30
    Fuente de perenne devoción desde los más antiguos tiempos y ante el que muchos devotos llegaban con los pies deshechos por asentarlos desnudos en las asperezas del camino, si hoy por la crisis que atraviesan la fe y las creencias religiosas, no son tan frecuentes las peregrinaciones con sus pintorescos hábitos, ni se ve a los humildes marineros cruzar el camino descalzos y llevando sobre sus hombros el mástil de la embarcación destrozado por el rayo o tronchado por el huracán, es sin embargo aun crecidísimo el número de los que acuden a dar gracias a la milagrosa imagen por los favores recibidos y es frecuente encontrar a los devotos dando las tradicionales tres, siete o nueve vueltas de rodillas alrededor del atrio antes de penetrar en el templo, cuyas puertas no se cierran durante el transcurso del sol.

    Ya hemos dicho que nada se sabe de cierto y tan solo conjeturas cabe formar respecto al origen y fundación del santuario.

    Por una lápida muy interesante que se conserva en la casa rectoral y que debió proceder del cementerio primitivo, puede señalarse ya una fecha aproximada.

    Dicha lápida en caracteres visigóticos tiene la inscripción siguiente:

Ovüt famulus Dei Ans
(Ioannes Eans ?)
abba VI Kalendas Decembras
era DCCCCXVIII

Transcripción:

Murió el siervo de Dios Juan abad seis días antes del I de diciembre del año 88I

(Continuará).


Artigo publicado en El Ideal Gallego o día 9 de Febreiro de 1930:


Sigue el santuario

     El documento más antiguo que hemos visto y en que aparece citado el nombre de Pastoriza, es una donación de San Rosendo, siglo X, en el que habla de la iglesia y villa de Pastoriza, en tierra de Faro.

    Al ser restaurado, mejor dicho reedificado el templo a fines del siglo XVII por la piedad de un vecino de la Coruña, don Juan del Río, de la familia de los señores de Suevos y que tiene su sepultura en la capilla de San José, dórica; pero al mismo tiempo, y con mejor fe del mundo, se dispuso que introdujesen en la imagen de la Virgen modificaciones para que quedase “con mayor perfección y según las imágenes de estos tiempos”.

    ¡Piadosísima y santa intención, pero atentado enorme contra el arte!

    Así desapareció la primitiva efigie que era de talla de fábrica muy antigua, sentada en una silla, toda de una pieza, cuyos brazos de la silla llegaban a la cintura, según nos hace saber una escritura otorgada por el reedificador del señor del Río, en 1692.

   Reformóse toda la imagen deshaciéndole los brazos de la silla y de cintura abajo, dejándola como hoy se ve; pero posteriormente se hicieron nuevas la cabeza, manos, niño, rostrillo y corona, por lo que de la antigua sólo resta algún trozo en la armazón del cuerpo.

     En la reedificación de la iglesia tuvo el buen acuerdo el señor del Río de conservar un tímpano de la puerta principal de la antigua.

     Hay quien supone que el templo reedificado no fué el primitivo, porque en un reconocimiento del mismo, al mencionar la portada se dice, según don Antonio María de la Iglesia, “Estudios arqueológicos: Nuestra Señora de Pastoriza”, que es su hechura a lo antiguo de cantería tosca, es decir, sin molduras ni apenas labrarse, lo que por lo revelado de este dintel no sucedía así en otra anterior o o primitiva puerta”.

     El tímpano representa a la Virgen sentada en una silla, con un letrero muy antiguo que por serlo tanto no hubo quien lo supiese leer y por unos guarismos que tiene parece fuese el año de cuatrocientos noventa y uno, cuya imagen con dicho letrero y un serafín que le hizo de nuevo con sus antorchas se puso sobre la puerta traviesa de la iglesia nueva.

    Mas dispuso el señor del Río que a dicha imagen el maestro cantero Domingo Pérez “la ha de limpiar y escodar para que denote su mucha antigüedad”, contrasentido que no nos explicamos, porque de esa limpieza y escoda tenía que resultar desapareciese ese mismo carácter que se le quería conservar.

     La imagen es románica: aparece sentada, empuña un cetro y tiene sostenido al niño con la mano izquierda.

      La inscripción la transcribe así el señor la Iglesia:

ANVCCCCLXXXXI
TERD SNTBESENDO
PERO MIROEXISTO
RIGSO

y deshechas las abreviaturas leyó:

In anno quadragentesimo nonagesimo primo in aera die sanctae Virginis Eudopatore obsequente nuraculo eo; Christo Regsciano/. En el año cuatrocientos noventa y uno de la era de César en día de la Santísima Virgen dedicada por el Emperador rendido a este milagro, Resciario Príncipe.

      Supone dicho tímpano el señor la Iglesia del siglo XI o XII; pero nos lo hace dudar el que en él apunta la ojiva.

    Leída cuidadosamente la tal inscripción, en compañía de los señores Martínez Morás y del Castillo (Ángel), arroja lo siguiente:

ANS relieve en CCCCLXXXXI
IEND medio SNTBESENDO
PERO de la Virgen MIROSOXISTO
SSO en una silla
La Voz de Galicia, 6 de outubro de 1902
     Sobre la fecha a que pueda pertenecer esta imagen se han hecho mil conjeturas. No faltó quien basado en lo que dice de 491, la supone del tiempo de los suevos.

    Ciertamente que es anterior a la inscripción, pues el carácter de los tipos de ésta no permiten colocarla más allá del siglo XIV y por consiguiente debe referirse a alguna restauración; pero nada puede asegurarse a ciencia cierta.
Fachada do Santuario de Pastoriza
    El templo es en su fachada de estilo dórico, adornado con estatuas no exentas de mérito.

   Consta de una sola nave y con capillas laterales. El suelo está embaldosado de marmol y en los altares hay buenas esculturas, pues las mediocres imágenes anteriores fueron retiradas de aquellos y ocupan hoy, coronándolos, los confesionarios. El interior es espacioso y está sumamente cuidado.

(Continuará).


Artigo publicado en El Ideal Gallego o día 12 de Febreiro de 1930:


Final del santuario

    Es muy visitado, especialmente por los coruñeses, y son en crecido número las ofertas que se hacen a la milagrosa imagen.

   De la provincia y de las limítrofes acuden en gran masa: pero más nutrida en las solemnes funciones de las Pascuas y en la llamada de San Miguel, el 29 de septiembre.

   De la Coruña asiste la gente el domingo siguiente a las fiestas de Pascua y San Miguel.

   No es tan grande la concurrencia de las almas en estos tiempos ni está la vida tan exenta de tristezas y amarguras, para que hayan podido borrarse por completo del corazón humano aquellas recónditas esperanzas que depositan los espíritus en sus horas de desalientos ante un divino poder del que todo lo esperan y en el que confían.
Santuario de Pastoriza
La estatua de la Virgen

     Corona el lugar llamado la “Cuna” y desde esa altura parece derramar su soberana protección sobre todos aquellos campos verdecentes hermosos y el caserío que les da vida, puestos bajo el amparo y protección de la soberana imagen de la Reina de los Cielos.

    La erección de la estatua se debe a la iniciativa y devoción de un distinguido coruñés don Álvaro de Torres Taboada quien la costeó.

    Mide la imagen dos metros de alto y es de blanco y compacto granito, destacando desde lejos sobre el verde oscuro del monte donde se asienta.
Postal dos anos 60 da Virxe de Pastoriza
    El modesto artista, un simple cantero, de apellido Couto, natural de Puenteareas (Pontevedra) supo dar a la imagen toda la placidez y hermosura de las vírgenes medioevales pareciendo que la inspiración divina, suplió la escasez del mérito artístico del afortunado escultor.

    Así se dotó al venerado Santuario de un monumento original y poético que perpetúa la devoción hacia la Santísima Madre de Dios y hacia la que es guía, consuelo y esperanza de los mortales.

    Es la imagen, testimonio perenne de la fe y religiosidad del pueblo gallego, pueblo mariano por excelencia y que en su culto y reverencia a la Santísima Virgen encuentra el más firme sostén de las virtudes y excelencias de nuestra raza privilegiada.

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