ARTEIXO EN 1930, POR HELIODORO GALLEGO

Reportaxe da autoría de Heliodoro Gallego Armesto publicado no número 438 da revista Vida Gallega o 31 de xaneiro de 1930:



LOS MUNICIPIOS DE GALICIA
I
ARTEIJO


     Otro municipio cuyo nombre no pertenece a entidad alguna de población, pues si bien existe en él  la parroquia de Santiago de Arteijo, tampoco lleva este nombre ninguna de las 19 aldeas que la integran. Pertenece al partido judicial de La Coruña, y se halla situado ao O. de dicha ciudad, disfrutando de un clima templado, ventilado y sano. 
     Ocupan 2.793 edificios los 9.665 habitantes de este término municipal, distribuídos sobre los 53 kilómetros cuadrados que abarca su extensión superficial, resultando así la densidad media de su población de 184 habitantes por kilómetro cuadrado, el doble, precisamente, de la densidad media de Galicia, que es de 72.

     La superabundancia de tal población, se destribuye en un lugar y 139 aldeas, existiendo además, tres grupos de molinos deshabitados y 197 edificios aislados, en los que habitan 672 personas.

     Todos estos núcleos de población se agrupan en sí, para formar 13 parroquias, 9 principales y 4 anejas. Son las principales Armentón (San Pedro), Arteijo (Santiago), Lañas (Santa Marina), Larín (San Esteban), Loureda (Santa María), Monteagudo (San Tomé), Morás (San Esteban), Pastoriza (Santa Marina) y Sorrizo (San Pedro); y las anejas, Barrañán (San Julián), Chamín (Santa Eulalia), Oseiro (San Tirso) y Suevos (San Martín).

     La mayor de todas las entidades de población del municipio de Arteijo es la aldea de Suevos, que reune 101 edificios y 438 habitantes. La capital del término es el lugar de Bayuca, en castellano Taberna, donde se alza la Casa-consistorial, de construcción moderna, con estación de teléfono municipal. Tiene este lugar otros 84 edificios que dan albergue a 258 habitantes que sostienen con entusiasmo una sociedad cultural y de recreo titulada "El Alba".

     Pertenece este lugar a la parroquia de Santiago de Arteijo, y en la misma, 300 metros separada de él, está la aldea de Baños, que toma su nombre de unos manantiales de aguas clorurado sódicas, que brotan a temperaturas comprendidas entre los 34 y 37 grados. Para comodidad de los numerosos enfermos que acuden a utilizarlas, se construyó en el año 1899 un balneario, que domina el valle en una considerable extensión, apareciendo al N. una despejada llanura frente al Alba, cuya playa se divisa. , así como el monte Castelo de Lañas, destacándose perfectamente los picachos de Subica y Santa Leocadia cual centinelas del valle.

     El terreno del municipio de Arteijo, asentado sobre base de granito, se presenta quebrado y montuoso en sus dos terceras partes, ofreciendo su conjunto severo y triste aspecto a causa de la escasez de arbolado, que abunda solamente en determinadas parroquias, pero que no deja de ser ameno y pintoresco, por el fuerte contraste que ofrecen las laderas de sus áridos y selváticos montes, cubiertas de tojos y algunos pinares, con el perenne verdor de las cañadas y vallecitos que se abren al abrigo de aquellos y parecen cubiertas de prados y labradíos.

     La otra tercera parte, llamada "Valle de Arteijo" y que más bien que un valle en la propia acepción de la palabra, son tres cañadas sucesivas, cuya dirección general es de S. a N., es un trozo de tierra feraz abundante en pastos, cereales, legumbres, lino, patatas y algún vino. Aquí, como en la parte montañosa, abunda el ganado vacuno, caballar, lanar, cabrío y de cerda, y se mantiene mucha caza.

     La altura media del municipio de Arteijo es de 100 metros sobre el nivel del mar, y sus principales accidentes orográficos son; al S. el monte Carboeiro cuya cumbre es su punto más alto con la cota de 369 metros; en el límite O. la pequeña Sierra de la Estrella que eleva 301 metros el pico de Monteagudo, coronado por la ermita de la Virgen; al NE. el macizo peñascoso del Monte Suevos, que avanza con una serie de cumbres, sobre la última de las cuales asienta un semáforo y la torre del vigía, para terminar en la Punta Langosteira, que se interna en el Océano Atlántico; y su cumbre más alta, Monticaños, alcanza 236 metros sobre el inmediato mar.

     Son de menos elevación, pero no por ello debemos pasar sin mencionarlos, los montes de Pena do Carro, Pedra Rubia, Cotosal y Balay, que se alzan entre Loureda y Morás; el del Gallo, en el centro, sobre la parroquia de Lañas; los de Penasqueira, Morás y Boedo, que situados al E. separan el valle de Arteijo del de Veiga (Culleredo); los de Agra, en Barrañán; los de Carballal, Encontrada, y Ribeira, que esconden entre sí la parroquia de Sorrizo, y los de Carta y Vila, entre los que queda Chamín.

     Aun cuando apenas pasan de la categoría de arroyos, sin que ello sea obstáculo para que abunden en truchas y anguilas, son numerosas las corrientes de agua que cruzan el municipio de Arteijo, sieno las principales el Bolaño, que nace en la cumbres del alto Carboeiro, recoge las aguas procedentes de los montes de Loureda, y después de atravesar la cañada central del valle, termina en el Océano Atlántico, cerca del lugar de Rañal, en la playa de Alba. Su principal afluente es el riachuelo Caldas, que nace en Lañas y baja por tierras de Pedregal.  

     El Rexidoira, formado por varios regatos procedentes de las vertientes orientales, que cruza primero las tierras de Morás, sigue por las de Arteijo, y dejando por la derecha a Oseiro, desagua en el mar por la playa de Sabón. Y el Castro, que halla sus fuentes en varios manantiales de las parroquias de Larín, Armentón, y termina en la playa de Barrañán, donde se pierde en el mar. 

     La parte de costa que forma el límite N. del término municipal de Arteijo, corre de O. a E. desde la punta Altiña, por el puerto de Sorrizo, los arenales de Barrañán, Chamín, Areas grande y pequeña de Balcobo, playas de Alba y Sabón, todas una, en la que al S. desagua el Bolaño y al N. el Rexidoira, da la vuelta a la Punta Llagosteira y después a la de Insúa, hasta el puerto de Suevos, conocido también con el nombre de "Agra doce". De los pequeños puertos citados ninguno tiene condiciones más que para embarcaciones muy pequeñas, ni está en ellos formalizada la industria pesquera, que queda reducida a algún que otro bote. Y, sin embargo, la pesca de estas aguas es muy sabrosa, especialmente la de vara en la que sobresalen las "barbadas" y las "bicudas".

     A 500 metros de la aldea de Pedreira, y en la playa de Balcobo, se encuentra la "Furna de San Xián" cueva, de unos 40 metros de recorrido, en cuyo fondo brota un rico manantial de agua potable. Cuenta la leyenda de esta gruta -que es peligroso visitar, no siendo en las horas de bajamar- que un curioso, para averiguar lo que tenía de recorrido, introdujo en ella un gallo con un largo hilo atado a una de sus patas, pero se rompió el hilo y el gallo no salió, hasta que días despues apareció en la parroquia de Barrañán, y como alguien afirmase lo había visto salir del monte, quedó desde entonces bautizado éste con el nombre de "Monte do Galo".

II

     No anda del todo mal de comunicaciones el municipio de Arteijo; su estación ferroviaria más próxima es la de La Coruña, a 11 kms. de su capital, Bayuca.
     La principal de sus carreteras es la de La Coruña a Finisterre, que tiene dentro del término municipal 15 kms. y la cual, despues de ascender por la empinada cuesta de Santa Margarita y cruzar los montes de Jalo, sigue a través del abrupto paisaje montañés, descendiendo rudamente, con fuertes pendientes, tosca y polvorienta, sin la sombra de un árbol, al valle de Arteijo, en el que penetra a través de la parroquia de Pastoriza, que con su secular santuario y su montaña coronada por la imagen de piedra de la Virgen, se nos presenta lozana y pintoresca cual un oasis, tras el áspero terreno ya cruzado.
     Por entre los lugares de Maceira y Villarodís, sigue descendiendo a través de la parroquia de Oseiro, cuya parroquial queda a la deracha al abrigo del pedregoso macizo de Suevos, y tras otra fuerte subida seguida de una bajada llega a Bayuca, que queda a la izquierda y en cuyos alrededores se conservan restos de la antigua vía romana que venía por la costa, que permiten seguir su itinerario. Cruzamos aquí otra carretera que por la izquierda viene de Morás y por la derecha va a Sorrizo.

     Después de Bayuca remonta nuestra carretera una larga cuesta, y llegada a lo alto, domina por la derecha los "eidos" de Anzobre, cuyo pazo, sobre una loma en el centro del valle, parece un nido de águilas escondido entre la fronda de los castaños y los pinos. Sigue la carretera después por la hondonada a la sombra de los "carballos", salva el arroyo Bolaño por el puente Bayuca, y pasa por Loureda, que alza su caserío por la izquierda, asentado en la falda del monte Carboeiro y al abrigo del de Vilarchán, rodeada de arbolado, en el trozo más bello de todo el municipio de Arteijo.

     En esta parroquia se hacen las famosas "arteixanas", grandes panes de "borona" (maíz), de forma piramidal. En su aldea de Fojo brotan dos manantiales de aguas ferruginosas, que utiliza mucha gente.

     Después de Loureda la carretera atraviesa un terreno montuoso, dominado por el alto pico del "Monte do Galo", cruza la parroquia de Lañas, con bella iglesia románica, y en su lugar de Hermida deja por la derecha otra carretera provincial a Armentón que, en semicírculo al Oeste pasa por Anzobre y vuelve a la misma que descubrimos, tres kms. más adelante, en el lugar de Anide. Tiene esa derivación un recorrido de cinco kms. y al salir de Hermida desciende una larga cuesta con pendientes inferiores al 5 por ciento. 

     Después de Anide, y por entre montes con bastante arbolado, salva el riachuelo de Caldas mediante el puente "dos Cabalos", y desde él asciende para cruzar la Sierra de la Estrella, disfrutando una vez llegada a lo alto una perspectiva deliciosa, que abarca hacia atrás todo el valle formado por los términos de Lañas, Armentón, parte de Monteagudo y Barrañán, con la playa de éste último nombre en su término, y de frente el Valle de Bergantiños, rodeado de montañas empenechadas por el verdor de los pinos. Abandona aquí la carretera el municipio de Arteijo para continuar por Carballo y Corcubión hasta terminar en Finisterre.

     De Bayuca parte a la derecha un camino vecinal, cuyas pendientes no pasan del 8 por ciento, que termina por ahora en Barrañán, parroquia situada en las faldas de los montes Agra y "do Galo" y desde la que se goza de un encantador panorama. Este camino debe continuar por el extremo de la playa y por Chamín, parroquia situada entre los montes Carta y Vila, cuya iglesia presenta restos románicos y posee una artística cruz procesional de plata estilo renacimiento, para terminar en Sorrizo, situado entre los montes Carballal, Encontrada y Ribeira. 

     La carretera de Espiño a Morás tiene solamente construidos 8 kms. a partir de su punto de partida.

     La de La Coruña (Estación) a los Baños de Arteijo, va por el valle San Cristóbal, casi paralela a la de Morás, deja la iglesia al E. sigue a inmediaciones de Furoca, Maceira, Meicende y Moucho, de la parroquia de Pastoriza; Galán, Froxel y Seijas de la de Oseiro; cruza el valle de Arteijo al O. de campo y Groufa pasa por Baños y termina en la aldea de Hospital, donde enlaza con la de Coruña a Finisterre.

     Todos los demás caminos son los antiguos y estrechos llamados de herradura, buenos o medianos en el valle, más ásperos y difíciles en la parte montañosa, y todos de penoso tránsito en el invierno.

     De los tiempos prehistóricos conserva  este municipio los castros de Arteijo, Figueroa, Lañas y Pastoriza. Y acusan señales de pasados poderíos los pazos de Anzobre (Armentón), Atín (Loureda), Láncara o Mariñas (Oseiro), y los restos de la torre o fortaleza de Suevos. El señorío de la mayor parte de este territorio perteneció a los sucesores o descendientes del famoso Gómez Pérez das Mariñas (1).

     La parroquia de Oseiro, que según López Ferreiro existía ya en el siglo IX, es un bello ejemplar del estilo románico extendido por Galicia. A la aldea de Froxel de esta parroquia le cabe y por casualidad, el honor de ser cuna del patriarca de las letras gallegas, el ilustre historiador D. Manuel Murguía. El día 17 de mayo de 1833, yendo su madre en peregrinación a Pastoriza, se vió sorprendida en el camino por los síntomas del alumbramiento y aquí dió a luz a aquel hombre, tan pequeño de cuerpo como grande de espíritu, que pasó su larga y dilatada vida consagrado al estudio del pretérito de nuestra amada región, que por cierto aún está en deuda con él.

     La iglesia de Monteagudo, un bello ejemplar románico de planta basilical, con tres naves y tres ábsides semicirculares, de últimos del siglo XIII, guarda una antiquísima y pequeña imagen de madera. De principios del mismo siglo o de últimos del anterior, es también la de Morás, circuida de un terreno quebrado pero de aspecto agradable y fértil.

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